"LLEGAR A SER ALGO"


        Emmanuel-Joseph Sieyès, el abate Sieyès, francés, nacido en 1748, fue político, eclesiástico, ensayista, académico, y uno de los teóricos de las constituciones de la Revolución francesa y de la era napoleónica. Inició carrera eclesiástica por influencia familiar y llegó a obispo de Chartres. Pero su vocación le llevaría irremediablemente a la política.

En 1788, un año antes de la Revolución publicó dos opúsculos que le llevarían a la fama inmortal; “Ensayo sobre los privilegios” y “¿Qué es el tercer estado?”.

Fue uno de los artífices de la Asamblea Nacional y el inspirador del juramento del Juego de Pelota. Después consiguió sobrevivir al Terror a pesar de sus posturas moderadas. Fue respetado por Napoleón, que le guardó las distancias, pero sufrió el destierro con la restauración borbónica de Luis XVIII, ya que había votado a favor de la ejecución de Luis XVI. Regresó a Francia en 1830 tras la caída de Carlos X y el advenimiento de Luis Felipe de Orleans como nuevo rey. Murió apaciblemente seis años después, siendo ya un octogenario.

En su obra más famosa planteaba tres preguntas: “¿Qué es el tercer estado? Todo. ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada. ¿Qué pide? Llegar a ser algo” …

Según el abate la subsistencia de la nación era posible gracias al trabajo y la administración, y todo el primero y la mayor parte de la segunda recaían en los hombros de los no privilegiados, aquellos que no pertenecían a la nobleza o el clero, el tercer estado, casi la totalidad del cuerpo social, el Pueblo. Hasta aquel momento, contestando a la segunda pregunta, este había estado privado de la posibilidad de acceder al poder, careciendo de derechos políticos.

Y lo anterior nos lleva a la respuesta de la tercera interrogante. El tercer estado pedía contar para el destino de la patria. Esto es, llegar a tener influencia igual que la de los otros dos estamentos, que sus votos contaran como los de los otros dos grupos juntos, y elegir a sus propios representantes en los Estados Generales. El pueblo también demandaba un sistema fiscal con mayor equidad que no lo cargase de impuestos para mantener a los otros dos estamentos parasitarios, y una Constitución que se inspirase en la inglesa y su monarquía parlamentaria.

Pero para lograr este acto de justicia el tercer estado tendría que luchar por él y conquistarlo, por el interés común. Y no tardaría mucho, en julio de 1789 fue proclamada la Asamblea Nacional Constituyente. En estas ideas de Sieyès observamos una clara influencia de la sensibilidad ante la injusticia característica de Rousseau, unida a su propia voluntad decidida de acción, que el abate puso en juego en cuanto tuvo oportunidad, dejando su impronta para la eternidad en la Historia de la humanidad. 

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