EL REY FILÓSOFO DE PLATÓN
“A
no ser que los filósofos sean los reyes en los Estados o los actualmente
llamados reyes y soberanos sean filósofos en verdad y con suficiencia, y no se
vea unida una cosa a otra, el poder político y la filosofía, y a no ser que una
ley rigurosa aleje de los asuntos públicos a esa multitud de individuos a los
que sus talentos les llevan exclusivamente a una o a otra, no habrá remedio,
querido Glaucón, ni para los males que devastan los Estados ni incluso, creo
yo, para los del género humano.” Platón: La República.
El texto anterior
es un fragmento del diálogo “La República”, que trata sobre un tema
central en el pensamiento político de Platón; el gobierno del rey filósofo y la
necesidad de unir política y filosofía.
Platón (428-347 a.C.) nace en Atenas
de familia aristocrática durante la primera fase de la guerra del Peloponeso
que enfrentaba a Atenas con Esparta y que se saldó en el 404 a.C. con la
derrota ateniense. Sirve como soldado de caballería en los últimos compases de
esta contienda.
Tras
la victoria espartana se instaura en Atenas el gobierno de los treinta tiranos,
de tipo oligárquico, del que Critias, pariente de Platón, formaba parte. Se
siente tentado por la vida pública, pero descarta la posibilidad de dedicarse a
la política por la tiranía de aquel gobierno. Al año siguiente se produce el
golpe de Trasíbulo y la vuelta de la democracia ateniense.
El
caos moral que caracteriza al sistema democrático reinstaurado y la injusta
condena a muerte de su maestro Sócrates, le hacen desistir definitivamente de
la vida pública para dedicarse a la filosofía. Tras años de viajes, en los que
toma contacto con la escuela pitagórica, retorna a Atenas donde funda la
Academia para escribir y enseñar filosofía. Albergaba el propósito político de
formar a las élites para intentar la regeneración de su ciudad.
Como
hemos dicho, este filósofo es discípulo de Sócrates, principal protagonista de “La
República”, pero esto es decir poco. Hoy conocemos el pensamiento de
Sócrates a través de la obra de Platón, principalmente por medio de sus
primeros diálogos. Por tanto, la principal influencia sobre Platón es la que
recibió de su maestro en Atenas.
En
“La República”, Platón plantea la naturaleza de la justicia como la base
de la convivencia política, y proyecta una ciudad ideal organizada
racionalmente hasta el extremo. Esta organización de la polis griega recuerda
de algún modo el régimen político de Esparta. En este modelo de Estado
incardina el gobierno del rey filósofo, como el ideal, pues sólo los sabios
conocen la verdad y están libres de ambiciones, siendo ellos los únicos capaces
de conducir a la felicidad y lograr el bien común para la comunidad mediante el
ejercicio de la virtud y del buen gobierno.
El
resto de los sistemas de gobierno basados en la aristocracia, la oligarquía, la
timocracia, democracia y tiranía, están influenciados por las pasiones del
hombre y son imperfectos, y por tanto son rechazados en este primer modelo de “La
República”.
Pero en la evolución de su pensamiento
político, y en su posterior diálogo “Las Leyes”, termina aceptando como
forma de gobierno a la mezcla de monarquía y democracia, siempre que no fuera
posible el modelo de rey filósofo. En esta obra, se observa una pérdida
de confianza en que los gobernantes puedan llegar a ser verdaderos filósofos, sabios
que tomen la razón y la virtud como guía de sus actos. El ateniense acabaría
aconsejando el sometimiento de estos a la Ley, como instrumento imprescindible
para lograr el bien común.
Este
modelo del gobierno de los sabios es una constante en la vida de Platón y
aparece en sus obras posteriores. En la práctica, intentará implantarlo en
Siracusa aconsejando al tirano Dionisio II, lo que le costó la libertad
temporalmente y casi la vida.
Posteriormente,
tras su muerte, sus discípulos de la Academia, Aristóteles incluido, intentarán
llevar este modelo de gobierno a otras ciudades griegas.
Una
versión de esta idea platónica la volvemos a encontrar en la obra del pensador
árabe Al-Farabi, “La Ciudad Ideal”, un tratado político del siglo X. En
su concepción jerárquica de la realidad social, compara la sociedad con el
cuerpo humano, estableciendo una similitud entre el jefe del estado y la
cabeza, como órgano más perfecto, que organiza al resto de miembros corporales.
Atribuye al gobernante la función de organizar el funcionamiento de la
sociedad. Para ello este deberá generar hábitos que la conduzcan a la
perfección, convirtiéndose en ejemplo a imitar por el resto de los ciudadanos.
El mejor gobernante será aquel capaz de gobernarse a sí mismo apartándose de
las pasiones y los placeres, y guiándose por la razón. De este modo llegará a
la cima del conocimiento humano, con la ayuda divina, quedando así capacitado
para su importante tarea.
Igualmente
encontramos otra adaptación del “rey filósofo” en la obra de Averroes “Exposición
de la República de Platón”, en el S. XII. El cordobés explica, en el
tratado primero de la obra, como el hombre es incapaz de vivir aislado, y que
es en sociedad donde únicamente puede satisfacer todas sus necesidades. La
sociedad perfecta requiere de la especialización y la división del trabajo en
función de las capacidades de sus individuos. Y es por esta misma razón que los
gobernantes se han de guiar por los principios de la sabiduría. Para ello es
indispensable que los sabios filósofos ocupen el poder, y que descubran las
capacidades de cada ciudadano para asignarle la tarea que mejor convenga a la
comunidad. Expone también que el “jefe supremo de la ciudad” habrá de elegirse
entre los más sabios y virtuosos amantes del bien común, que no se dejen
coaccionar ni seducir por los deseos o las pasiones.
El
pensamiento político renacentista también recibe influencias del modelo
platónico de gobierno. Esta etapa está caracterizada por la proliferación de
teorías sobre la sociedad ideal. Las obras de Tomás Moro, “Utopía”,
Campanella con “La Ciudad del Sol”, y Francis Bacon, están influidos por
el pensamiento platónico. A modo de ejemplo, podemos citar la obra de este
último, “Nueva Atlántida”, que nos muestra una sociedad en la que los
sabios y hombres de ciencia son los más poderosos y regulan el funcionamiento
de la ciudad.
La
influencia de Platón y su modelo de gobierno filosófico en el pensamiento
político universal llega hasta nuestros días. Quizás podamos encontrar alguna relación
entre el gobierno de los sabios que propuso el griego y los gobiernos de
tecnócratas expertos reclamados en algunas sociedades en estos últimos años de
crisis mundial. Esta relación la podemos establecer, con las necesarias
adaptaciones a nuestra época, en el uso de la ciencia y el análisis científico,
es decir, de la sabiduría y la razón, para la resolución de los problemas políticos.
Hoy,
sin embargo, encontramos numerosas evidencias de que la forma de gobierno
propuesta por Platón en la Antigüedad está siendo trascendida por decisiones
políticas adoptadas desde parámetros postmodernistas, basados en los
sentimientos y las identidades individuales. El tiempo dirá cuál es el camino
correcto en la forma de gobernar y hacer política, pero la actualidad no se
presta al optimismo si observamos el ambiente de crispación social y
radicalidad que estamos viviendo.
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