EL AYUNTAMIENTO Y LA POLICÍA LOCAL. CRÓNICA DE UN CONFLICTO INTERMINABLE. (Parte I: El origen)



 

Existe un conflicto laboral, que dura ya varios años, entre la policía local y el ayuntamiento de Lucena, que ahora ha quedado en estado latente por la reciente aprobación plenaria de un complemento de productividad. El resultado final dependerá del siguiente paso por parte del gobierno municipal. Cual “crónica de una muerte anunciada” pretendo exponer mi visión personal del desarrollo de este enfrentamiento y su potencial desenlace.

El principal antecedente de esta situación lo podemos ubicar en el acuerdo de la valoración de puestos de trabajo que se firma en 2006, posteriormente aprobado en Pleno y aplicado a la plantilla de esta entidad local. Debemos conocer, para entender en toda su amplitud el problema, que las retribuciones de los empleados públicos se dividen en básicas y complementarias. Las primeras están compuestas por el salario base, trienios, complemento de destino, y el complemento específico. Y las complementarias son el complemento de productividad y las horas extraordinarias. Las cuantías correspondientes a salario base, trienios y complemento de destino son determinadas en la Ley de Presupuestos Generales del Estado en cada ejercicio anual y para todas las Administraciones públicas, mientras que el complemento específico, la productividad y las horas extraordinarias son fijadas por cada administración mediante negociación con los sindicatos. El complemento específico sólo se puede modificar previa valoración de los puestos de trabajo existentes en cada entidad pública, previo acuerdo en mesa general de negociación.[i]

En aquella ocasión se decidió sacar de la misma y consignar como complemento de productividad la valoración económica del exceso de horas que con respecto al resto de trabajadores del ayuntamiento realizaba la policía local en su jornada semanal. Ajustándose a derecho este dinero se debería haber incluido en el complemento específico, en concepto de “especial dedicación” o similar, por tratarse de una remuneración fija y periódica, determinada por las condiciones de desempeño específicas del puesto de policía, y por lo tanto no debió ser incluida en otro concepto, o al menos, no de la forma en que se hizo. Otra opción, que no se tuvo en cuenta en aquel momento, fue que la policía trabajase exclusivamente las 35 horas que marcaba la ley. Esta última propuesta se desestimó, quizás por la necesidad de cubrir el servicio que se deseaba para la localidad con los agentes disponibles en plantilla en aquel momento.

Entre tanto, y tras varias iniciativas para subsanar este error por parte de los representantes sindicales de la policía, que obtuvieron como respuesta una demora intencionada, estalló la crisis financiera de 2008 y la posterior crisis de deuda pública de 2009. El gobierno estatal socialista de Zapatero redujo las retribuciones de todos los trabajadores públicos en un 5% para tratar de recortar la deuda.[ii] Seguidamente, a finales del 2011, tuvo lugar un cambio de gobierno, y el Partido Popular de Rajoy, entre otras medidas adoptadas con el mismo fin, optó por aumentar la jornada de trabajo de todos los empleados públicos, de 35 a 37,5 horas semanales.[iii]

Esta última medida, aplicada de inmediato por el equipo de gobierno de coalición PSOE-IU en el ayuntamiento lucentino, afectaba de forma especial a los policías locales, pues estos dejaban de ingresar la cuantía que cobraban en concepto de productividad por exceso de jornada, 400 € de media aproximadamente. Si bien es cierto que todos los trabajadores del ayuntamiento pasaron a trabajar más horas semanales percibiendo la misma retribución, los policías comenzaron a desempeñar las mismas horas de trabajo que venían realizando hasta entonces, pero sufriendo un recorte en sus retribuciones al perder esa productividad.

La pérdida de poder adquisitivo de este colectivo provocó su reacción inmediata y la petición por sus representantes de soluciones, como la revisión de la valoración de puestos de trabajo, que llevaba seis años paralizada. Con ello se podía evitar esta consecuencia de las políticas de recortes de gasto público a nivel nacional, sin que ello incrementase la masa salarial que venían percibiendo los agentes. La pérdida de esta productividad, más la “congelación” salarial, la pérdida de una paga extraordinaria, y la citada rebaja del 5% adoptadas por los sucesivos gobiernos nacionales, son el origen de un “conflicto interminable” que aún hoy amenaza con destruir el necesario entendimiento entre el gobierno local y los agentes de su autoridad.

[iii] La jornada laboral de los funcionarios se eleva a 37,5 horas | Público (publico.es) 

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